Desde pequeños nos enseñan a tener una rutina de higiene corporal, limpiarse a diario el cuerpo es algo fundamental y lo hacemos de forma casi inconsciente.
Hay incluso quien va más allá, y se aplica crema hidratante en el cuerpo diariamente. Aunque el cuidado facial debería estar igual de adaptado a nuestra rutina diaria como lo está el ducharse, lamentablemente no es así.
No se nos explica qué rutina de cuidado facial debemos seguir, por eso es común que cuando comenzamos a interesarnos por la cosmética caigamos en varios errores en el cuidado de la piel.
Hoy, he considerado tres errores fundamentales que se suelen cometer al adentrarse en el maravilloso mundo de la cosmética y los cuidados faciales:
1. Vas tarde.
Algunos no empiezan a cuidarse la piel hasta que no aparece un problema o algo que les incomoda. ¿Cuántos por aquí no han empezado a interesarse por su rutina facial cuando les ha aparecido acné en la adolescencia?
Bien, pues ese el error número uno: empezar a cuidarse la piel cuando hay un problema. La clave para el buen cuidado facial está en prevenir, y anticiparse a todo aquello que nos molesta (el acné, las arrugas, las manchas, etc).
Incorporar una buena rutina facial desde edades tempranas nos ayudará a mantener una piel sana y bonita. Así que deshazte de todos aquellos mitos de “eres muy joven para cuidarte”. La cosmética no tiene edad. Cuanto antes empieces, mejor.
2. Confiar en la cosmética milagrosa, ¡los milagros a Lourdes!
A menudo ocurre que cuando tenemos un problema en la piel, recurrimos a la cosmética ansiando una cura inmediata, sin embargo, el producto cosmético no cura.
El objetivo del cosmético es mejorar la apariencia de la piel, protegerla y mantenerla en buen estado. En ningún caso modificarla ni tampoco actuar de forma inmediata.
Tener una rutina facial correcta y constante hace que podamos prevenir daño prematuro en la piel u otras afecciones que nos incomodan. Paciencia, mimo y constancia son la clave para un buen cuidado facial.
3. Recupero el tiempo perdido y me lo pongo todo.
Y, por último, pero no menos importante, es el clásico error de querer aplicarse todo de una. Es entonces cuando la piel sufre lo que se llama asfixia.
¿Qué es la piel asfíctica?
Una piel asfíctica es aquella en la que los folículos pilosebáceos se han ocluido por el uso incorrecto o excesivo de los cosméticos.
Esto ocurre cuando se le da a a la piel productos sin escuchar lo que te está pidiendo, de forma que la piel, puede reaccionar generando más grasa, taponando por lo tanto los poros y dando una apariencia contraria a la deseada.
Así que a modo de conclusión destaco la importancia de empezar a cuidarse la piel cuanto antes, ser constante, escuchar a tu piel y aplicar cosméticos según tus necesidades.
Pero como dejar este post así, me sabe a poco. Voy a daros unas pinceladas sobre cómo empezar a tener una rutina cosmética adecuada. Estos pasos son recomendaciones genéricas y las puede seguir cualquiera, tenga la edad y la piel que tenga. Así no caeras nunca en los errores en el cuidado de la piel.
Por la mañana…
Es necesario limpiar la piel, refrescarla y eliminar el sebo producido durante la noche, además hace falta activar bien la microcirculación, con un buen masaje facial mientras la limpiamos.
Después aplicar un sérum del ingrediente que mejor se adapte a tu condición dérmica del momento. Y seguir con una hidratante con fotoprotección solar.
Por la noche…
Es recomendable alargarte algo más en la limpieza, sobre todo si vas maquillada o si tienes una piel grasa. En este caso, aplicaría un limpiador en base aceite, para eliminar bien todo el maquillaje o la grasita y polución que queda en nuestra piel al final del día, seguido de otro limpiador espumoso.
Después, un sérum (según necesidades), y por último una crema hidratante que equilibre bien los lípidos de nuestra piel que la mantienen protegida e hidratada.